Asociación Paraguaya de Fútbol

El 23 de julio de 1.977 se apagó la luz más brillante que haya conocido el fútbol paraguayo y gran parte de ese fantástico mundo del deporte rey que tuvo la dicha de ver jugar al inigualable Arsenio Pastor Erico quien residía en la República Argentina, donde lució gran parte de su tremenda calidad.

Erico integró una selección de la Cruz Roja que fue a la Argentina para animar una serie de partidos amistosos, en busca de recaudar fondos para ayudar con los gastos que demandaban la guerra con Bolivia. Dirigentes del River Plate e Independiente vieron el accionar de este chico y pugnaron por contratarlo.

Arsenio había debutado en Nacional, con apenas 15 años, y ya evidenció la destreza en su juego lo que iba a cautivar, en el futuro, a millares de personas.

Los Rojos de Avellaneda fueron más astutos en sus pretensiones y le hicieron firmar un contrato e inmediatamente solicitaron un permiso especial del gobierno paraguayo para liberar a Erico del servicio militar obligatorio. Debutó en Independiente el 6 de mayo de 1.934 ante Boca Juniors, sin que haya marcado gol. En la segunda fecha enfrentó a Chacarita Juniors y ahi si anotó un gol, lo que sería el principio del gran e inigualable record de los 295 goles. El 1.937 marcó 48 goles, cifra jamás alcanzada por jugador alguno en torneos largos.

El Saltarín Rojo, el Hombre de Goma, el Malabarista, el Artista de Circo y tantos otros adjetivos se utilizaron para describir la grandeza de aquel jugador que deleitó a propios y extraños. También jugó en Huracán donde ya llegó con algunas lesiones, situación que hizo que no brillara como en el elenco de Avellaneda.

Un día como hoy de 1977 un paro cardiaco lo llevó a la eternidad y sus restos mortales descansan en el Mausoleo preparado especialmente en el predio del estadio Defensores del Chaco, desde el 26 de febrero de 2010.

Su tremenda calidad futbolística y su don de gente que fue admirado por todos los paraguayos que llegaron a Buenos Aires vivirá eternemente en cada uno de nosotros.