Asociación Paraguaya de Fútbol

Más que una profesión, una vocación
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Más que una profesión, una vocación

11/10/2020

11/10/2020

Una parte sumamente importante en el fútbol además de la pelota, la cancha, el arco y los jugadores es el árbitro. Figura que muchas veces es criticada por sus juzgamientos dentro del campo de juego, sin embargo, detrás de cada juez hay una persona que al igual que los futbolistas y los entrenadores, se preparan día a día para dar lo mejor de sí, haciendo justicia en los partidos.

Cada 11 de octubre, se conmemora el Día Internacional del Árbitro de Fútbol, en homenaje a todos aquellos que se dedican a esta noble profesión, que para muchos se convierte en una pasión y una vocación.

Uno de los árbitros con renombre a nivel local e internacional es Epifanio González. Con más de 150 partidos en el campeonato paraguayo y 118 juegos internacionales entre los que se destacan finales de CONMEBOL Libertadores, Supercopa, Recopa, Sudamericanos Juveniles, encuentros por Copa América y una Copa Mundial de la FIFA, comenta para la página de la Asociación Paraguaya de Fútbol sus inicios y trayectoria en el referato.

 

¿Cómo se dio esa decisión de incursionar al mundo del arbitraje?

Ya desde temprana edad en mi pueblo Itapé comenzó a gustarme el arbitraje. Posteriormente, estuve en partidos del interior del país, sin dejar de lado los estudios, primero en Itapé, continué en Villarrica y luego en Asunción. Luego vi en el periódico que la entonces Liga Paraguaya de Fútbol abrió el curso para los árbitros y decidí ingresar. Fue una camada muy importante porque estuvieron también Ubaldo Aquino, Carlos Amarilla, Ricardo Grance, Celestino Galván, Benito Lugo Chávez, Robert Troxler, Amelio Andino, entre otros.

 

¿Recuerda cuál fue el primer partido que dirigió en Primera División?

Antes de mi primer partido en Primera, ya tuve anteriormente compromisos en inferiores y en divisiones de ascenso. Una semana antes, había un partido en la Chacarita entre Oriental y Presidente Hayes y me eligieron para arbitrar ese juego porque necesitaban de alguien que pudiera estar en ese cotejo en un campo de juego difícil. Tras ese compromiso, me designaron para el choque entre Guaraní y Sol de América, que por suerte salió muy bien.

 

Siempre los clásicos representan un desafío para el árbitro por el ambiente y por sobre todo la presión que conlleva ese partido.

Uno se prepara siempre de la mejor manera para cualquier encuentro y el clásico no es la excepción. Recuerdo que me designaron para mi primer clásico y había una controversia porque en uno de los equipos estaba mi hermano Gabriel. El director de árbitros de aquel entonces, Carlos Maciel, me dijo que sería un clásico bastante particular porque iba a estar mi hermano, y le dije ni aunque estuviera mi papá en uno de los equipos, jamás voy a sobreponer la cuestión familiar por encima de la regla de juego. Y tal es así, que de los seis clásicos que dirigí, tres fueron con Gabriel en cancha.

 

Fue muy especial tu inicio en el campo internacional.

Es una anécdota que lo recuerdo con mucho cariño. Debuté en 1994 en la CONMEBOL Libertadores y en un campo en el que siempre quise estar como el estadio Centenario de Montevideo. Fue un partido  entre Defensor Sporting y Colo Colo, y al terminar el juego viene el veedor e instructor y me separa y me dice; “Quiero hablar con usted mañana a las 09:00”. Yo esa noche no pude dormir, pensando qué es lo que quería decirme aquel señor. Llegó el día y a las 09:00 hs. puntualmente llegó el veedor que también era instructor de árbitros, con traje impecable, llega y me dice: “Tome asiento”.

Nos sentamos y me pregunta: ¿Hace cuánto empezó a dirigir?. Y le digo que hace un año y medio y él me dice - no puede ser, ¿hace un año y medio? – y le vuelvo a decir que sí. Después me cuenta: “En mis 40 años como instructor de árbitros, siempre quise tener un alumno perfecto como usted, correcto, con presencia en la cancha. Mire, le daré un consejo, si usted sigue de esa manera, estará como árbitro en el mundial del 98”, y tuvo razón porque luego estuve en la Copa del Mundo de Francia.

 

¿Cómo vivió aquella experiencia en el Mundial de Francia 1998?

Ya tuve experiencias anteriores, dirigiendo partidos en los Sudamericanos, en los Mundiales Juveniles, partidos de Libertadores, Supercopa, Recopa, Copa Mercosur, Copa de Oro pero siempre el Mundial representa lo máximo para un árbitro. Me tocó la oportunidad de estar en tres partidos, uno de ellos fue el compromiso por el tercer puesto entre Croacia vs. Holanda.

Lo particular es que para la final del Mundial, yo estaba seleccionado por América para dirigir ese partido y también estaban un europeo y un africano. Una de las semifinales jugó Brasil con Holanda y si el seleccionado holandés pasaba a la final, me hubiesen designado la final de un Mundial, pero finalmente el que clasificó fue Brasil y como en este entonces no podía haber árbitros de una misma confederación, lastimosamente no tuve ese privilegio de dirigir una final del mundo, no obstante, fue una bonita experiencia.

 

¿De los muchos partidos que dirigiste, cuál fue el mejor y el que fue para el olvido?

Uno de los mejores partidos que dirigí fue un Flamengo-Independiente de Argentina en el estadio Maracaná, final de la Supercopa en el año 1995. Se trató de uno de los últimos partidos que se jugaba con más de 100.000 personas y se disputó a un gran nivel. Yo siempre digo que en ese partido hice 15 puntos, 10 por la nota que me dio el veedor del partido por mi actuación y 5 por los puntos que recibí en el rostro luego de un piedrazo.

Y uno de los partidos donde más complicaciones tuve fue la semifinal de la Copa América 1997 entre Bolivia y México en la altura de La Paz, donde la pelota viaja a una velocidad mucho mayor. En uno de los tiros libres, el balón pega en el travesaño y rebota y como veo que el juez de línea corre hacia el mediocampo, señal de que la pelota entró, entonces concedo el gol para los bolivianos. Allí vinieron con todo los mexicanos a reclamar, se armó un escándalo en los bancos, en fin, son de esos partidos que cuestan manejar, todo se reclama y son juegos que uno lastimosamente no puede disfrutar.

 

¿Qué tan importante es la preparación del árbitro, tanto en el aspecto físico como en lo mental?

La preparación física es sumamente importante en el árbitro, te ayuda a estar mejor preparado y tener una mejor claridad para partidos con mucha exigencia, porque un cuerpo cansado repercute rápidamente en lo mental, que también es fundamental. Un árbitro físicamente cansado no tiene esa concentración y puede tomar decisiones desacertadas.

Hay veces que un árbitro tiene una seguidilla de partidos, tanto a nivel local como en el exterior, y es ahí donde debe tener mucha responsabilidad en cuanto al cuidado para no bajar su nivel.

 

Finalmente, ¿qué mensaje querés brindar a los jóvenes que buscan incursionar en la carrera del arbitraje y que serán futuros árbitros el día de mañana y que además pretendan ser reconocidos a nivel local e internacional?

Que pongan todo el empeño posible por esta noble profesión, la responsabilidad que conlleva ser árbitro de fútbol es muy grande. Le ayudará a formarse en la vida, le dará satisfacciones a nivel personal y familiar y más aún cuando uno es árbitro nacional e internacional.   

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